Elogio a la Sombra
Elogio a la sombra, fue la exposición que realicé en el centro Cultural Recoleta y que tenía como búsqueda, mostrar como todos buscamos centrarnos como modo de maduración. El centrarse en el Círculo, es para  Jung, una caractéristica del ser humano desde la prehistoria. Para él,  el círculo es un símbolo muy fuerte, ya que cuando alguien lo hace, se está representando a sí mismo. Jung llamara a esto, Símbolo y realiza una obra magnífica sobre “El Hombre y sus Símbolos”.
Este círculo, estaba enmarcado en el concepto también jungiano de la sombra. La Sombra para Jung es el lugar donde se deposita todo lo que la sociedad no acepta de uno. En esa sombra no solo entran cosas netamente consideradas socialmente negativas, también entra la creatividad. Todo lo que cuestione o descentre el concepto social es metido en una bolsa (tal vez inconsciente) a la cual llamaremos Sombra y que crecerá día a día, hasta que en algún momento, uno debe enfrentarse a esa bolsa y abrirla. Es ese el instante donde el círculo y la sombra se unen para centrar al Ser Humano que busca bucear en su interior. Mi obra estaba representando esa búsqueda constante de centrarse, a modo de bocetos donde uno hace garabatos intentando hacer-se círculos perfectos o pivotear en el borde aunque sea cerca de lo que consideremos centro. Mis círculos eran al mismo tiempo volumen que sale de la tela y que genera la tan dichosa sombra.
En una oportunidad una crítica de arte me pregunto. Porque hago obra blanca monocroma? Que significa para mí el blanco? Pero en realidad yo no trabajo el blanco, trabajo la sombra, mi propia sombra.

  • Críticas:

    Claudio Pereyra ya se detuvo en dos cosas: lo espiritual del mandala y la luz (1). Yo me detendré, por tanto, en otro lugar de la mirada. Justamente allí: la mirada stricto sensu.
    En la era de la visualidad, los formatos antivisuales exacerban la pulsión escópica del espectador.
    Esta es una problemática que despertó mi interés unos cuantos años atrás.
    En términos formales, existe un uso, sino un abuso, de la inmaterialidad de la imagen. El arte 2.0 hizo lo suyo. La desmaterialización inmanente a lo performático, es otra punta del mismo isberg.
    En un trabajo inédito que realicé un tiempo atrás(2) , cité a Jonathan Crary (3), por considerar dos acontecimientos que modificaron el modo de ver en la modernidad: por un lado, los nuevos diseños urbanísticos (la vida nocturna); sistemas de iluminación (a gas, kerosene, luz eléctrica) que modificaron los modos de racionalizar los tiempos de ocio y productividad. El otro acontecimiento fue indudablemente la fotografía. Hoy se suma un tercer acontecimiento, la imagen virtual/ digital de las nuevas tecnologías.
    Dentro del paquete de objetos “átomos”, muchos de ellos son ocultados, reducidos camuflados de la mirada de un espectador quien demanda con frecuencia al arte visual manifestación inmediata de alto impacto.
    Claudio pone su obra en el límite de lo observable. Una imagen oscilante entre lo que se ve y lo que no; entre lo que se muestra y lo que se oculta, según la luz con que se mire. Elige un material de absoluta fragilidad (cartulina) para “sostener” discursos cuya densidad conceptual se le aleja por completo.
    No es una contradicción, es un complemento. Lo espiritual se refuerza con lo perentorio. No es un oxímoron. Es metonimia: desplazamiento de lo pasajero como virtud que justifica lo trascendente (más allá de lo religioso o lo agnóstico que lo concibas).

    (2)Mónica Herrera, Ojos que no ven. Noviembre de 2009. Tucumán.

    http://www.ramona.org.ar/node/35491


    Las sombras, Claudio Pereyra

    No es frecuente que un artista se dedique especialmente al tratamiento de la sombra, si bien existen ejemplos clásicos elogiables que se refieren a la sombra como un hecho destacable de algunas pinturas.

    Para destacar la luz, se necesita la sombra.

    Es que a la sombra siempre se la ha percibido como la oscuridad, como si se tratara de una mancha que produce en un cuerpo, otro interpuesto entre aquel y la luz. La acción de impedir la luz se la ha distinguido como parte de la presencia de un espectro o aparición, como algo negativo o maligno.

    Quizás por ello en la gacetilla de la muestra ”Elogio a la Sombra” se advierte que “La sombra de cada uno, según Jung, es un elemento con una gran carga negativa, creada para ocultar lo que la sociedad no desea que seamos”.

    La sala de de exhibición se presenta a oscuras. Hay que orientarse a tientas y permanecer inmóvil para saber qué pasará. Por ello la misma gacetilla nos advierte que “dicha sombra debe ser enfrentada en algún momento de la vida y debe ser trabajada”.

    Avanzando en la oscuridad encontramos una raya blanca que transpuesta aparece la luz plena permitiendo apreciar los relieves sobre tela de las obras Es la frontera entre ver o no ver. Es el límite entre querer ver o no.

    Hay que animarse!

    Hemos vivido esta exposición como una experimentación:en ella no se puede permanecer indiferente, hay que moverse y buscar para resolver el problema.

    Si quiere vivir algo poco frecuente atrévase, y enfrente la sombra.


    http://www.leedor.com/notas/4235---las_sombras,_claudio_pereyra.html


Topología Del Mandala
En la siguiente exposición decidí darle un giro mayor al concepto y continuando con el círculo, deviene en MANDALA otro concepto junguiano que toma de la India. El Mandala es un dibujo concéntrico que representa (generalmente en círculos) la relación de Dios con el Ser Humano. Pero a esta obra mandálica le agregué una investigación de Lacan sobre la topología. Topología es el estudio del espacio y su continuidad, nada termina en si misma sino que se continúa. Este concepto de topología que retoma Lacan es mucho muy anterior a él, pero es él quien da ese giro hacía la comparación con el Inconsciente. Es así que partiendo de la cinta de Moebius, genera la comparación entre el adentro-afuera-adentro como juego entre el deseo y la ausencia.
Nuevamente encontré un sentido profundo a mi obra, al realizar entre los mandalas, este juego de adentro fuera con la representación de la tridimensionalidad en una bidimensión que no es tal del juego topológico.
Aunque mezclo conceptos de dos puntas casi opuestas de la sicología, doy una esperanza de unión y de humanidad. Así es que estos mandalas no solo se mantienen suspendidos 1cm sobre el plano, sino que se repliegan sobre sí mismos dentro de cajas y eso hace esa famosa continuidad de la investigación lacaniana.
A este juego topológico le agrego un juego con la luz y no solo genero otros espacios, sino otros tiempos, ya que la obra cambia por la iluminación e incluso si se enfoca sobre la obra “luz negra” aparecerán sobre el plano otros elementos que no son visibles a simple vista y que generan otro dibujo, otra forma distinta a la que se vé en forma normal con luz común.
Tiempo y espacios, todos en la misma obra, Topología y Mandalas, Jung y Lacan.

 

Laberintos mandalicos
Los libros de laberintos mandálicos, no son más que un desprendimiento de todo lo visto en mi última producción, aquí lo que se muestra es esa necesidad de recorrer distintos caminos, algunos simples otros complejos, para encontrarnos a nosotros mismos. Esta complejidad dependerá pura y exclusivamente de uno, en la necesidad de encontrarnos antes o después en un tiempo que parece infinito.